Bastan solo un par de horas en esta ciudad para sentir el pulso acelerado y caótico, creativo y amable.
La ciudad no es sólo una de las más cosmopolitas y llenas de vida de toda China, sino que además es uno de los centros culturales más destacados del país. La Arquitectura y el Arte son de las cosas más llamativas que hay en Shanghái, que podes disfrutar en sus museos y en sus barrios. 
 
Shanghai ofrece un enorme contraste entre lo tradicional y lo moderno. Es una enorme urbe de más de 23 millones de habitantes, sin duda más moderna que la mayoría de las ciudades del mundo. 
La parte más futurista de la ciudad es la zona de negocios llamada Pudong, que es donde están la mayoría de los emblemáticos rascacielos.  Esta zona ha sido construida durante los últimos 15-20 años y tiene un aspecto muy futurista. Vale la pena cruzar el río en metro para admirar los gigantes edificios de cerca, y hasta subir a algunos de ellos (como a la Pearl Tower o al Shanghai World Financial Center).      
También hay barrios que te transportan a la China más tradicional, por ejemplo el Old City, donde podrás encontrar las comidas tradicionales, templos, mercados y hasta una mezquita.  Es recomendable visitar los Yuyuan Gardens, unos jardines privados construidos en 1559 y con un mercado turístico al lado. 
Además, curiosamente nada te impide sentirte como en Europa en barrios como el French Concession. Durante casi un siglo (1849-1946) esta parte de Shanghái fue francesa y era conocida como el París del Este. Hoy conserva un aire muy europeo y se transformó en una zona con buenos restaurantes de comida occidental e ideal para ir de compras. A parte del parque Fuixing también se puede visitar el edificio donde nació el Partido Comunista de China, convertido hoy en un museo. También adentro del parque encontrás el bar llamado Park 97,  para ir por la noche. Lo más impresionante del local es sin duda el enorme acuario con tiburones (white reef sharks) que hay dentro.
Otra cosa que no te podes perder en Shanghai es el Maglev, que alcanza la increíble velocidad de 431 km/hora durante su trayecto entre el aeropuerto y el centro de la ciudad, convirtiéndose así en el tren más rápido del planeta.
Sin dudas, Shanghai es una aventura en si misma que vale la pena vivir.